No se si haz conocido a Dios, si le conoces bienaventurado eres, pero sino te quiero mostrar este hermoso poema de alguien que no conocía a Dios y decidió hablar con El.
continua leyendo y mira el final de la bella historia basado en hechos de la vida real.
EN LA PLAYA DE ANZIO
(Traductor:
Braulio Pérez Marcio)
Escucha, Dios... yo nunca hablé contigo.
Hoy quiero saludarte. ¿Cómo estás?
Tú sabes, me decían que no existes,
Y yo, tonto de mí, creí que era verdad.
Yo nunca había mirado tu gran obra,
Y anoche, desde el cráter que cavó una
granada, vi tu cielo estrellado,
Y comprendí que había sido engañado.
Yo no sé si Tú, Dios, estrecharás mi mano,
Pero voy a explicarte, y me comprenderás...
Es bien curioso; en este horrible infierno
he encontrado la luz para mirar tu faz,
Después de esto, poco que decirte tengo,
tan sólo que... me alegro de haberte conocido.
Pasada medianoche, habrá ofensiva,
Pero no temo, sé que Tú vigilas...
La señal... Bueno, Dios, ya debo irme...
Me encariñe contigo... Aún quería decirte
que, como sabes Tú, habrá lucha cruenta,
y quizás esta noche, aún llamaré a tu puerta.
Aunque no fuimos nunca muy amigos,
¿me dejarás entrar si hasta Ti llego?
Pero... ¡si estoy llorando! ¿Ves, Dios mío?
Se me ocurre que ya no soy impío.
Bueno, Dios, debo irme... ¡Buena suerte!
Es raro. Pero yo ahora no temo a la muerte.
Nota:
(Poesía escrita por un soldado que se inspiró en el cielo astronómico que podía ver por el agujero que abriera una granada en la trinchera. Unas horas más tarde, encontró la muerte.)
Escucha, Dios... yo nunca hablé contigo.
Hoy quiero saludarte. ¿Cómo estás?
Tú sabes, me decían que no existes,
Y yo, tonto de mí, creí que era verdad.
Yo nunca había mirado tu gran obra,
Y anoche, desde el cráter que cavó una
granada, vi tu cielo estrellado,
Y comprendí que había sido engañado.
Yo no sé si Tú, Dios, estrecharás mi mano,
Pero voy a explicarte, y me comprenderás...
Es bien curioso; en este horrible infierno
he encontrado la luz para mirar tu faz,
Después de esto, poco que decirte tengo,
tan sólo que... me alegro de haberte conocido.
Pasada medianoche, habrá ofensiva,
Pero no temo, sé que Tú vigilas...
La señal... Bueno, Dios, ya debo irme...
Me encariñe contigo... Aún quería decirte
que, como sabes Tú, habrá lucha cruenta,
y quizás esta noche, aún llamaré a tu puerta.
Aunque no fuimos nunca muy amigos,
¿me dejarás entrar si hasta Ti llego?
Pero... ¡si estoy llorando! ¿Ves, Dios mío?
Se me ocurre que ya no soy impío.
Bueno, Dios, debo irme... ¡Buena suerte!
Es raro. Pero yo ahora no temo a la muerte.
Nota:
(Poesía escrita por un soldado que se inspiró en el cielo astronómico que podía ver por el agujero que abriera una granada en la trinchera. Unas horas más tarde, encontró la muerte.)
A Dios lo podemos conocer de muchas maneras. Podemos verlo a través de la bella creación, a través de las estrellas. Podemos verlo de muchas maneras.
Te invito hoy a mirar a Jesús. Habla con El. Hazte su amigo(a), y verás que en medio de tus problemas, dolencias o enfermedad no te sentirás solo(a).
Medita en las letras de esta canción.
Que esta hermosa conversación te haya ayudado mucho.
Dios Te Bendiga!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario